Cómo escapar de una vida de tensión y conflicto: Comprendiendo el Triángulo de Karpman

VICTOR HUGO MANZANILLA

Cofundador de MicroSalt® (Cotiza en la Bolsa de Valores de Londres LSEG:SALT). Implementador Certificado EOS®. Cofundador del Emprendedor Growth Model™. Ejecutivo 15 años en empresas Fortune 500. Graduado del programa Core de Negocios de Harvard. Autor bestseller.

Me sentía como un cobarde.

No era la primera vez que era incapaz de decirle a alguien algo que me disgustaba o que me parecía injusto.

Algo tan sencillo como decir “no”, me era casi imposible.

Prefería evitar la conversación difícil, la confrontación, y era más fácil aceptar el abuso o la injusticia.

Por muchos años personas se aprovecharon de mí.

Hoy entiendo que fue mi responsabilidad y que fui yo quién permití esos abusos. Mi incapacidad de confrontar a las personas (cuestión que lucho todavía) y decir las cosas que considero justas, me llevaron a callarme muchas veces, y asumir un rol pseudo-pacifista.

Digo pseudo-pacifista porque en mi creencia de que estaba trayendo paz y evitando un conflicto, solo estaba trasladando ese conflicto del mundo real a mi mente (luego me juzgaba mentalmente de lo tonto que había sido por no decir lo que pensaba).

¿Alguna vez te has sentido atrapado en un ciclo repetitivo de conflicto, sintiendo que los mismos problemas siguen resurgiendo en tu vida y relaciones?

¿Sientes que en tu vida hay demasiada tensión y conflicto?

¿Sientes que vives una vida con mucho drama?

Permíteme ser un poco provocativo, con el único objetivo de abrir la puerta a la autoconsciencia.

¿Puedes creer que hay personas que, a nivel subconsciente quizás, no quieren eliminar el drama de su vida? ¿Sabes que existen personas que si no tienen drama (tensión y conflicto), lo crean?

¿Serás tú una de esas personas?

Si, por el contrario, deseas tener una vida mayormente de paz y, buscas activamente crear un ambiente sin tensión, este artículo te servirá de mucho.

¿Por qué crees que te pregunté arriba si serías tú una de esas personas que busca el drama? Porque la realidad es que, a nivel consciente, nadie quiere una vida llena de tensión y conflicto.

Sin embargo, al buscar evitar el drama y el conflicto (y creer que estamos siendo pacíficos), estamos profundizándolo.

Esto podría deberse a un modelo psicológico y social conocido como el Triángulo Dramático de Karpman. Desarrollado por el Dr. Stephen Karpman en 1968, este modelo describe los patrones disfuncionales y destructivos en los que las personas suelen caer durante los conflictos.

Comprender el Triángulo Dramático de Karpman puede ayudarnos a identificar estos patrones y tomar medidas para liberarnos del ciclo del drama en nuestras vidas.

El triángulo dramático de Karpman

El modelo explica que cuando nos enfrentamos a una situación de tensión o conflicto, usualmente tomamos uno de estos tres roles:

  1. El héroe o salvador.
  2. El villano.
  3. La víctima.

Permíteme explicarte cómo funciona cada uno:

El héroe o salvador:

En el momento que te enfrentas a un conflicto o situación de tensión, con el objetivo de mitigarla, tomas una posición de héroe: decides tomar control y salvar la situación.

Por ejemplo: Estás a punto de llevar a tus niños al colegio cuando uno de ellos te comenta el siguiente problema: “Me acabo de dar cuenta de que hoy tenía que entregar un proyecto y no lo tengo listo. Me olvidé de que la fecha de entrega era hoy”.

Actitud de héroe: “No te preocupes hijo, voy a enviarle una nota al profesor para que te permita entregarlo mañana.”

Salió la mamá o el papá y salvaron la situación.

Otro ejemplo en la oficina: Llega Joaquín, uno de tus empleados y te comenta que ha estado tratando de conseguir un proveedor de servicios de tecnología, pero no ha tenido éxito.

Actitud de héroe: “Ok Joaquín, yo esta tarde voy a llamar a un par de amigos y de seguro consigo un proveedor y si me parece bueno, lo contrato.”

Salió el jefe y salvó la situación de su empleado.

Te dejo un último ejemplo aún más común y sencillo: Llega otro de tus empleados y te pregunta: Necesito entrar al portal del empleado para reportar los días de vacaciones que me tomé, no recuerdo cómo hacerlo.

Actitud de héroe: Ve a www.compañia.com , le das click al botón que dice “portal del empleado”, colocas tu clave, le das click a “vacaciones” y colocas en el calendario los días que te tomaste como “PTO”.

Nuevamente un jefe salvador le dijo exactamente, y paso a paso, cómo resolver el problema que su empleado tenía.

El héroe o salvador siente una fuerte necesidad de ayudar a los demás, a menudo en detrimento de su propio bienestar. Deriva su autoestima de resolver los problemas de otras personas, incluso cuando su ayuda no es deseada ni necesaria. Los Salvadores creen que su intervención es necesaria para que los demás tengan éxito o sean felices.

El villano

El villano (también llamado “perseguidor”) es la persona que juzga y critica.

Utilizando el mismo ejemplo de arriba, donde uno de tus hijos no tenía la tarea lista para el colegio, el villano actuaría criticando y juzgando:

– ¡Te repetí tres veces durante la semana pasada que terminaras tu tarea! ¡Nunca me escuchas! ¡Estoy harto(a) de hablarle a la pared! –

E inclusive podría ir a límites más humillantes: ¡No quieres servir para nada! Eres un irresponsable… etc.

El otro ejemplo que utilizamos arriba donde un empleado de tu equipo no recuerda como entrar al portal del empleado para solicitar sus vacaciones, si eres un héroe lo salvarías y lo harías por él, si eres un villano lo apuntarías con tu dedo (figurativa o literalmente) y le dirías: Ya te he explicado cómo hacerlo 2 veces ¿Eres tonto o qué? Si prestaras atención y tomaras nota y no fueras tan irresponsable, no me harías esa pregunta.

El villano juzga y busca culpables. El villano es controlador, crítico y culposo. Asume una posición de dominio y superioridad, a menudo menospreciando a los demás para mantener su posición de poder. Los villanos tienden a culpar a los demás de sus problemas y creen que los demás son la causa de su infelicidad.

El tercer rol que muchos tomamos al enfrentarnos a tensión y conflicto es hacernos la víctima.

La víctima

La víctima se siente oprimida, indefensa e impotente. A menudo busca simpatía y evita asumir la responsabilidad de su situación. Las víctimas creen que no pueden resolver sus problemas y con frecuencia buscan que otros las rescaten.

Digamos que estamos frente al mismo problema que mencionamos anteriormente sobre tu hijo no terminando su tarea.

El héroe salva. El villano juzga y critica. La víctima diría algo como:

– “¡No lo puedo creer! Después de todo lo que yo hago por ti: te tengo la casa limpia, te doy de comer, te llevo y te traigo cuando quieres salir con tus amigos… y lo único que pido es que hagas tu tarea y no la haces… ¿Es que no me quieres? ¿No aprecias lo que hago por ti? ¿No soy una buena madre (o padre)? –

La víctima traslada todo conflicto a ella misma. Todo tiene que ser sobre porqué la vida, las personas o las situaciones han sido injustas con ella.

La víctima busca amor y conexión creando un estado de indefensibilidad y opresión. Como la víctima no puede soportar la indiferencia, necesita ser el centro, necesita recibir significancia, conexión y amor, y su posición de víctima le sirve para lograr su cometido.

Algo importante es que los roles son fluidos, y las personas pueden cambiar entre ellos dependiendo de la situación. Por ejemplo, alguien podría comenzar como Héroe pero convertirse en Villano cuando su ayuda es rechazada, o una Víctima podría transformarse en Perseguidor cuando se siente frustrada por los esfuerzos del Salvador.

La realidad es que asumir alguno de estos roles perpetúa la tensión y el conflicto. Es decir, nos construye una vida llena de drama.

Cómo el Triángulo Dramático Perpetúa el Conflicto

El Triángulo Dramático de Karpman se alimenta del drama y el conflicto. Cada rol refuerza a los otros, creando un ciclo que es difícil de romper. Así es como este ciclo típicamente se desarrolla:

Las víctimas atraen a los héroes que se sienten obligados a salvarlas. Sin embargo, cuando la ayuda del héroe no resuelve los problemas de la víctima (como suele suceder), la víctima puede sentirse decepcionada y cambiar al rol de villano, culpando al héroe por su constante fracaso.

Los héroes a menudo se frustran cuando sus esfuerzos no son apreciados o no tienen éxito. Esta frustración puede hacer que cambien al rol de villano, criticando las personas por no mejorar o por ser desagradecidas.

Los villanos pueden parecer fuertes y autoritarios al principio, pero su constante crítica puede empujar a los demás al rol de víctima, perpetuando el ciclo de culpa e impotencia.

Hace un par de años estaba conversando con un amigo que había hecho en mis años trabajando en Office Depot pero que ya ninguno trabajaba ahí. En nuestra conversación, me mencionó la idea de que debíamos ir a cenar junto a otros tres amigos que habíamos hecho en la oficina, y que, en nuestros años trabajando juntos, habíamos vivido grandes momentos.

Cuando me contó la idea le dije:

– ¡Excelente idea! Si quieres, puedo organizar la cena. – (Inmediatamente asumí el rol de héroe).

Comencé mi proceso de organizar una cena con 5 personas con diferentes horarios, que vivían en diferentes ciudades, con diferentes compromisos familiares y personales… hasta que finalmente, a dos meses en el futuro, teníamos una fecha donde todos podíamos ir a cenar ¡Lo había logrado!

Hasta que, 3 días antes de la cena, empecé a recibir cancelaciones por parte de mis amigos.

– No voy a poder ir a la cena porque mi esposa quiere que la acompañe a llevar a nuestra hija a un evento de sus clases de ballet – Me dijo uno de mis amigos.

– ¿Es tu esposa una incapaz? ¿No puede ella llevar a tu hija sola al evento? ¿Necesita que su “esposo-papá” la acompañe a todo? – Le dije yo con mucha molestia. Es decir, me había convertido en el villano.

Tres de mis cinco amigos me cancelaron con alguna excusa u otra… y a todos les respondí con una actitud de rabia y frustración. Victor se había convertido en el super-villano.

Finalmente, llego a la cena con un solo amigo de los cinco que debíamos vernos esa noche

(lo más frustrante del asunto es que el amigo que tuvo la idea, no se apareció) y por supuesto, asumí el rol de víctima frente al único amigo que si había cumplido:

– Puedes creer que después de todo este esfuerzo, todas las llamadas, moviendo mis viajes y trabajo para poder conseguir una fecha donde todos pudieran, a ninguno le importó, y decidieron seguir con su vida como si nada. No les importó mi esfuerzo planificando todo, no les importó mi amistad, no les importó todo lo que he hecho por ellos en el pasado… – y así pasé un buen tiempo de la noche…

Un evento me había llevado de héroe, a villano y a víctima. Y peor aún, estaba dañando la noche con la única persona que sí había cumplido con su compromiso.

Reconociendo el Triángulo en Nuestras Vidas

Para liberarnos del Triángulo Dramático, primero necesitamos reconocer cuándo estamos desempeñando uno de sus roles. Aquí hay algunas preguntas para ayudar a identificar estos patrones en nuestras interacciones:

  1. ¿A menudo me siento indefenso o busco que otros resuelvan mis problemas (o paso tiempo quejándome de la situación con otros)?
  2. ¿Me encuentro criticando o culpando a otros por mis problemas (siento que la razón por la cual muchas cosas no funcionan es por culpa de otros)?
  3. ¿Frecuentemente intento “salvar” a los demás (resolverle sus problemas), incluso cuando no han pedido ayuda (y eso signifique una carga adicional para mí)?

Ser conscientes de estos comportamientos nos puede ayudar a detectar si estamos perpetuando el ciclo del drama en nuestras vidas.

Y la realidad es que podemos romper ese ciclo.

Liberándose del Triángulo Dramático

Liberarse del Triángulo Dramático de Karpman requiere un esfuerzo consciente para adoptar formas más saludables de interactuar.

Tres simples cambios (aunque no necesariamente fáciles) es todo lo que necesitas para vivir una vida de empoderamiento y libre de conflicto.

El héroe necesita convertirse en coach

Si a menudo juegas el rol de héroe, reconoce que no es tu trabajo resolver los problemas de los demás. Ofrece apoyo y orientación, pero permite que los demás asuman la responsabilidad de sus propias vidas.

Un coach te ayuda a entender qué necesitas hacer, te hace preguntas que abren tu mente, inclusive puede jugar un rol de rendición de cuentas contigo, pero nunca lo hace por ti. Al final, necesitas resolver los problemas tú mismo.

El villano necesita convertirse en retador

El retador no critica o juzga, sino que se convierte en un espejo del individuo y lo confronta con sus propios compromisos.

Mientras un villano le diría a su hijo “Eres un irresponsable por no tener tu tarea lista”, un retador le haría las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es tu compromiso como estudiante y como parte de esta familia?
  • ¿Qué pasa cuando no planificas tu tiempo correctamente?
  • ¿Cómo crees que te puede afectar en el futuro que no termines tus tareas a tiempo?
  • ¿Qué vas a empezar a hacer de ahora en adelante para que esto no te vuelva a suceder?
  • ¿Alguna ayuda que necesites de parte de nosotros como tus padres para que logres el objetivo al cual te comprometiste?

Esta conversación reta a tu hijo contra él mismo y su compromiso como estudiante. Y es mucho más productiva para el futuro de la relación familiar.

La víctima necesita convertirse en creador

El rol de víctima se supera cuando llegas al convencimiento de que siempre tienes influencia, así sea pequeña, sobre tu situación.

Volviendo a mi situación en el restaurante, donde uno solo de mis amigos asistió a nuestra cena, puedo pasar toda la noche quejándome del por qué los otros no me aprecian o respetan (cosa que no tengo control) o puedo enfocarme en el hecho de que estoy con un gran amigo, en un restaurante que me encanta, y que podemos tener una noche especial de conversación, risas, recordar momentos, etc.

Todos nos enfrentamos a situaciones que no podemos controlar: nos despiden de nuestro trabajo, el mercado cambia y perdemos clientes, un banco nos niega un préstamo que era crucial para sostener el negocio o un médico nos informa de una enfermedad.

Pero a pesar de que mayormente no podemos controlarlas, siempre hay algo, aunque muy pequeño, que si podemos controlar: podemos empezar a buscar trabajo o montar un negocio inmediatamente, podemos lanzar un producto que se adapte a las nuevas necesidades del mercado, podemos buscar financiación de otro banco o algún particular, podemos comenzar con optimismo nuestro plan de sanación compartido con nuestro médico.

El Triángulo Dramático de Karpman es una herramienta poderosa para comprender la dinámica del conflicto y el drama en nuestras vidas. Al reconocer los roles que jugamos y hacer un esfuerzo consciente por cambiar nuestro comportamiento, podemos liberarnos de estos patrones destructivos, empoderarnos a nosotros mismos y a los demás, y fomentar una comunicación saludable para crear relaciones más armoniosas y satisfactorias.

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1 comentario

  1. Avatar Elias Angel Hernandez

    Saludos, tengo tus libros, y barios libros e leído, y no e encontrado el sentido ala vida. E asistido en conferencias de separación. Y siento que estoy estancado.

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