Todos los seres humanos tenemos la tendencia a evitar situaciones y actividades que consideramos son desagradables o poco amenas.
Es algo natural de nuestro comportamiento.
Sin embargo, cuando este tipo de actitudes se convierten poco a poco en hábitos negativos, la situación cambia drásticamente, a tal punto, que pasa de algo aparentemente inofensivo, a una realidad verdaderamente nociva.
Y es aquí cuando hablamos de la procrastinación excesiva.
Aquella a la que se acude frecuentemente para evitar situaciones que consideramos no son placenteras, pero que al final, nos dejan consecuencias negativas.
En las próximas líneas, abordaré la procrastinación, su significado, causas y algunas pautas para evitarla y no dejar que afecte tu productividad personal.
¿Qué vamos a ver?
¿Qué es la procrastinación? (Concepto y significado)
El concepto de procrastinación, la define como la acción, hábito o comportamiento de postergar indefinidamente situaciones y actividades que son importantes de atender, para sustituirlas por actividades poco relevantes y más agradables.
Se trata de una forma de actuar, que, si llega a establecerse como un patrón fijo de comportamiento, podría afectar de forma significativa a la vida de cualquier persona, produciendo consecuencias negativas en el aspecto personal, profesional, laboral, emocional o social.
Como resultado, también se afecta el bienestar integral de la persona, ya que por lo general, desencadena sentimientos nocivos como la ansiedad, el estrés, la rabia, la culpa o, incluso, hasta depresión y apatía extrema.
El significado de la procrastinación, implica entenderla como un resultado de la guerra entre conseguir frecuentemente una recompensa instantánea y placentera, versus todo aquello que, de forma consciente, sabemos es importante de atender, pero requiere mayor dedicación de tiempo, esfuerzo y disciplina.
Por ende, postergamos todo eso y no lo atendemos.
En efecto, las personas que ceden a la procrastinación como hábito, tienden a elegir la gratificación inmediata, y a no medir las consecuencias negativas de sus acciones a largo plazo.
En suma, la procrastinación significa no afrontar nada que requiera un esfuerzo intelectual, físico, social o emocional, ya que este tipo de esfuerzos, se considera excesivo y poco gratificante.
Y en su lugar, se postergan todas estas situaciones, sin importar su valor ni consecuencias, y se sustituyen por cualquier actividad fácil, que no requiere de ningún esfuerzo y que es poco relevante.
7 principales causas de la procrastinación
Algunas de las causas de la procrastinación incluyen:
- Baja autoestima: que se traduce en hábitos de autocrítica excesivos y falta de confianza en la persona.
- Tener expectativas no realistas: es decir, aquellas que son prácticamente inalcanzables, y que incitan a la inacción.
- Miedo descontrolado ante diversas situaciones: por ejemplo, miedo extremo a fracasar si se intenta llevar a cabo cualquier actividad, o en el opuesto, miedo extremo al éxito y a pensar que no se es merecido ni el triunfo ni nada positivo.
- Gestión deficiente de emociones negativas: el estrés, la ansiedad, la frustración, etc, si no se trabajan correctamente, tienden a inmovilizar a la persona y a experimentar deseos extremos de hacer nada.
- Tener ideas preconcebidas de las actividades importantes a atender: es decir, cuando la persona tiene ideas muy negativas de la actividad que debe realizar. Por ejemplo, que la asocie con aburrimiento, estrés, cansancio o frustración.
- Exceso de planificación y perfeccionismo: este tipo de emociones pueden llevar a la persona a procrastinar.
- Tendencia a la impulsividad: cuando la persona tiene dificultades para la autorregulación, o no sabe priorizar, en consecuencia, termina por ceder a la procrastinación.
Adicional a estas causas más comunes, cuando alguien experimenta excesivos sentimientos de insatisfacción con su vida, su empleo, sus estudios, familia o pareja, también termina por tomar a la procrastinación como hábito.
Por último, algunas de las frases típicas de un procrastinador son:
- “Cualquier actividad que haga, debe ser fácil y no debe suponer ningún esfuerzo”.
- “Necesito ser perfecto”.
- “Es mejor no hacer nada, que correr un riesgo y fracasar”.
- “Mejor no intentar nada nuevo, así se evita fracasar”.
- “Cumplir con otras normas, es dejar de tener mi control en lo que hago”.
5 tipos de procrastinación
Procrastinación perfeccionista
En este caso, la persona es excesivamente perfeccionista, pero también tiene un miedo extremo a ser juzgado o avergonzado, en consecuencia, procrastina para evitar sentirse de esta forma.
Procrastinación impostora
Acá, la persona pospone indefinidamente porque cree que no estará a la altura de la actividad, o bien porque piensa que no aportará buenos resultados.
Procrastinación desmotivadora
Es aquella que está asociada a la desmotivación laboral, profesional o a la apatía social extrema. La persona posterga indefinidamente cualquier actividad asociada a su empleo, estudios o a cumplir con patrones sociales, porque sencillamente le resulta aburrido, desagradable y estresante.
Procrastinación abrumadora
En este tipo de procrastinación, la persona se abruma de actividades pendientes de forma inconsciente, que al final, no sabe por dónde abordarlas y finalmente, procrastina con la excusa de que no podía con tantas obligaciones.
Procrastinación de presión
Son aquellas personas que sienten que solo pueden cumplir con sus obligaciones, solamente si están bajo presión. En consecuencia, postergan indefinidamente por considerar que no experimentan la presión que ellos requieren para atender sus actividades.
Pautas sencillas para evitar la procrastinación
Se trata de pautas sencillas que te ayudarán a evitar la procrastinación excesiva:
- Analiza la tarea a realizar: si es muy difícil, intenta delegar, pedir apoyo o ayuda. Lo mismo sucede si es un gran volumen de actividades, busca colaboradores que te ayuden a atenderlas poco a poco.
- Planifica: dedica un tiempo considerable a planificar todos tus pendientes, desde los días y períodos de tiempo en que los atenderás, hasta los recursos que vas a necesitar, para completar todas las tareas.
- Relájate: es decir, no seas tan duro contigo mismo ni estricto en exceso. Puedes tener disciplina, pero considerando que siempre hay un margen de error en el que no podrás completar algo, pero luego puedes atenderlo, o que la perfección no existe y puede que un día no atiendas una tarea, pero al otro día sí la completarás, etc.
- Motívate: colócate una recompensa personal por cada tarea y compromiso atendido, y de esta forma, aumentas tu motivación y ganas por hacer las cosas.
Ahora que ya conoces un poco más sobre la procrastinación, su definición, causas, tipos y pautas para evitarla, solo queda de tu parte poner en práctica todo este conocimiento, para que aumentes tu productividad personal y evites lo más posible, el mal hábito de la procrastinación.