El Secreto que Aprendí de Oprah Winfrey

En el  2011 tuve la maravillosa oportunidad de conocer a Oprah Winfrey. Para ser sincero, la realidad fue que la invitaron como oradora principal a un evento donde yo estaba. Éramos más de 1000 personas ese día así que no creo que se acuerde de mí en lo más mínimo.

Sin embargo, fue una exposición maravillosa. ¿Imaginas poder conocer a la mujer más exitosa del mundo? Una mujer que construyó su fortuna por si misma superando millones de obstáculos incluyendo el racismo de la época.

Ese día Oprah habló de su vida, su programa y sus proyectos, incluyendo los retos profundos que estaba enfrentando al lanzar su propio canal de televisión OWN (Oprah Winfrey Network). Cada palabra salía de su corazón y al escucharla, se sentía como una persona común y corriente, humilde, sentí que me hablaba como a un amigo.

Ese día Oprah nos dio un secreto.

Ella dijo lo siguiente: ”Al final de cada programa, sin importar si entrevisté al empresario más exitoso, el mejor deportista, la persona con la historia más inspiradora posible o el mayor asesino o violador que te puedas imaginar… todo el mundo me preguntaba con un profundo temor:

¿Cómo lo hice? ¿Lo hice bien?

¿Cómo te explicas que un hombre o mujer exitoso(a), capaz de construir un imperio, tenga ese temor? Peor aún, hombres asesinos, violadores y estranguladores, después de haber hecho crímenes que sacudieron al mundo, ¿también tenían el mismo temor?

Oprah comentaba que luego de recibir esa pregunta los miraba a los ojos y sin importar quienes eran les decía: “Lo hiciste magnífico, lo hiciste muy bien”

Oprah decía que podía ver en sus ojos como se le quitaban toneladas de peso de encima… como el temor se transformaba en paz, en llenura y felicidad.

En eso Oprah nos mira a todos y dice: “Todo el mundo está desesperadamente necesitado de admiración y aliento”

Desde las personas más exitosas hasta el peor de los fracasados. Todo el mundo está desesperadamente necesitado de admiración y aliento.

Haz esto y tendrás al mundo contigo.

En mi artículo “Cómo construir buenas relaciones” escribí lo siguiente:

“Haga que la otra persona se sienta importante y hágalo sinceramente: El principio más profundo en el carácter humano es el anhelo de ser apreciado. Las personas desean una sincera apreciación siempre, y en todas partes. Agradece por un buen servicio. Reconoce a un miembro de tu equipo si logra resultados positivos. Haz que las personas sepan cuando han hecho comentarios o acciones que han impactado tu vida positivamente. Elogia a tu prójimo.”

Tu y yo normalmente vivimos vidas agitadas y en consecuencia, no nos tomamos el tiempo de elogiar a los que se cruzan en nuestro camino. A veces nos acostumbramos a las bendiciones de la vida y olvidamos dar una palabra de elogio o agradecimiento a Dios, nuestro cónyuge o a otros.

¿Te hicieron un café como todas las mañanas? Da las gracias. ¿Alguien de tu equipo trabajó fuertemente para tener lista una presentación o un reporte? Aplaude el hecho. ¿Un miembro nuevo de la organización hizo su primera venta? Anímalo, celébralo y dile que bien lo hizo.

Y cuando llegues de noche a casa no olvides decirle a las personas que más amas que tan importantes son para ti y lo que significan en tu vida.

Conviértete en una persona que irradia bendición a los que se crucen en tu camino.