A lo largo de mi carrera, he visto cómo el antivalor de la mediocridad no permite avanzar a muchas personas. Incluso, he sido testigo de individuos con mucho potencial, que, sencillamente por ceder a la mediocridad, se quedan estancados sin lograr nada en sus vidas.
Por ello, salir de la mediocridad se ha vuelto tan importante, al punto de ser una meta fundamental para poder tener éxito en cualquier ámbito. De hecho, la mayoría de grandes líderes y emprendedores han tenido dentro de sus objetivos personales, alejarse de la mediocridad, como una ley obligatoria que los ha ayudado a lograr todas sus metas profesionales.
Para salir de la mediocridad hace falta mucha preparación, estudio y, sobre todo, mucha disciplina. Pero también, entender y poner en práctica, una serie de aspectos que te explicaré a continuación.
¿Qué vamos a ver?
Me siento mediocre… ¿Cómo saber si soy mediocre?
La mediocridad es indicativa de algo o alguien, que no tiene ni siquiera, la mínima calidad ni el valor necesarios, para ser considerado como excelente.
De hecho, si revisamos su significado más técnico, la palabra mediocre nace del latín “mediocris”, que significa “medio, común u ordinario”. Por consiguiente, ser mediocre es ser una persona que se queda a mitad del camino, o sencillamente, que no es capaz de ir más allá hasta lograr la excelencia, sino que prefiere quedarse en lo común y ordinario.
Ciertamente, la mediocridad tiene un aspecto muy amplio de definición. Es decir, existe no una, sino muchas definiciones de lo que es ser mediocre.
Pero más allá de eso, la mediocridad siempre hace referencia a algo de poco valor o de una persona que solo hace el mínimo esfuerzo para lograr el mínimo de resultados.
Por ejemplo, una persona que expresa amor de forma mediocre e insiste en llamarlo amor, o un sujeto que cumple solo con las tareas diarias de su trabajo y cumplir horarios, pero no aporta más allá, o no se interesa por aprender otros temas relacionados con su trabajo.
En pocas palabras, la mediocridad es un mal que no deja avanzar a las personas. Por ese motivo, si alguien quiere alcanzar el éxito real y lograr sus metas, definitivamente tiene que salir de la mediocridad y alejarse lo más posible de este antivalor, hasta lograr la excelencia y experticia necesaria, para triunfar en cualquier ámbito que se proponga.
Ahora bien, para salir de la mediocridad hace falta saber si en verdad, estamos siendo mediocres. Entonces, ¿cómo saber si soy mediocre?
Te conformas con poco
Conformarse, es la manipulación perfecta de nuestro instinto para sobrevivir. Es básicamente la trampa que el cerebro nos pone para solamente conformarnos con tener lo necesario para vivir bien.
En sí, esto no es del todo malo. Sin embargo, si una persona se acostumbra a exigir muy poco a su propio cerebro, su sistema de valores siempre estará débil y automáticamente al quedar desprotegido, pone en acción sus mecanismos de supervivencia, que siempre optarán por la alternativa que menos trabajo y esfuerzo genere.
Como resultado, la fuerza de voluntad se perjudica y se llena de frases como “no estoy tan gordo como el vecino”, “al menos lo intenté”, “prefiero comer poco que nada” o “prefiero ser feliz que rico”, entre muchas otras. Este tipo de frases, son típicas de una persona mediocre.
Eres pesimista y culpas a los demás de tus errores
El pesimismo, la negatividad, la culpa y la falta de responsabilidad, son los mejores caballos de guerra de las personas mediocres.
Por ende, si eres una persona cuyas frases son “eso es muy difícil”, “no creo que eso funcione”, “yo no puedo cambiar porque soy así”, o “todo es cuestión de suerte”, entonces eres una persona mediocre que no se responsabiliza por nada.
También, frases como “soy gordo porque mi mamá me alimentó mal toda la vida”, “mi pareja no me ayuda a comer sano” o “si fuera una persona adinerada, todo sería mejor”, reflejan culpa y mediocridad extremas.
Solo haces lo que te gusta
Lograr el éxito, es un trabajo constante que requiere de esfuerzo, dedicación y mucha sabiduría. Implica arriesgarse a tomar caminos que son ajenos a nuestros gustos, pero que al final brindarán grandes frutos.
Por ello, una persona mediocre, huye de todo lo que sea desconocido y simplemente se dedica toda su vida a hacer lo que le gusta. Frases como “mejor vivir tranquilo que estresado”, o “prefiero esta forma de hacer las cosas porque es la que me ha funcionado”, son típicas de personas mediocres que no se arriesgan y solo hacen lo que les gusta.
Pensar excesivamente en el futuro
Esto es vivir una vida a partir de frases como “el año que viene aprendo inglés”, “el mes que viene empiezo la dieta”, “hoy tengo pereza, mañana si entreno” o “cuando tenga dinero es que voy a emprender”.
Las personas mediocres piensan mucho en el mañana, pero hacen muy poco para llevar algo a la acción.
Cómo vencer la mediocridad en 3 pasos
No existe una fórmula mágica para salir de la mediocridad. Sin embargo, te recomiendo 3 acciones:
1. Cultivar la mente
Leer libros, participar en conferencias, profundizar en el autoconocimiento, la inteligencia emocional, la autoayuda eficiente, etc, son solo algunas acciones que ayudan a cultivar la mente.
El objetivo es tener una mente fresca que te ayude a trabajar cada día, para lograr metas brillantes.
2. Alimentarse bien y ejercitarse
Salir de la mediocridad es acercarse a la disciplina y a los buenos hábitos. Cuando comenzamos a tener excelencia en pequeñas acciones, como cambiar la dieta y ejercitarse a diario, el cerebro toma conciencia de que debe eliminar hábitos mediocres y se entrena poco a poco para lograr la eficiencia.
Además, que cuando hacemos ejercicios y nos alimentamos bien, la mente se llena de pensamientos más claros y productivos, y de esta forma, se aleja cada vez más del estancamiento y la mediocridad.
3. Identifica la fuente de la mediocridad y mejórala
Por lo general, todos repetimos patrones de conducta. Ya sea por la familia, padres, entorno, etc, casi siempre nos dejamos llevar por un patrón predeterminado.
El problema radica, cuando dichos patrones se convierten en males tóxicos como la mediocridad. Para evitar esto, solo obsérvate a ti mismo e identifica aquellas conductas que te llevan a la mediocridad.
Por ejemplo, si postergas mucho las ganas de ejercitarte, desafíate y oblígate a comenzar a ejercitarte, o si deseas comenzar el curso de inglés, no esperes, inscríbete.
Salir de la mediocridad es posible siempre y cuando te propongas a hacerlo. Solo debes evitar la queja, los conflictos y la facilidad, poner en práctica los aspectos antes mencionados y finalmente entender que, a través del trabajo duro, la disciplina y la constancia, es que se pueden lograr las metas deseadas.